EL CONDOR ANDINO
Denominado el Rey de los Andes, por su majestuosidad y capacidad
de volar hasta los límites de las nieves perpetuas. Considerada
el ave voladora más grande del planeta; de coloración
negra con contrastes blancos, su hábitat destruido, cazada
herróneamente por campesinos y hacendados, se encuentra
en serio peligro de extinción, por lo que es imprescindible
realizar los más grandes esfuerzos para evitar su extinción.
El
ave voladora más grande del mundo, el cóndor andino, es el majestuoso
símbolo del Ande americano y es considerado como el espíritu mismo de
los Andes.
Sus enormes alas le otorgan una extraordinaria capacidad de planeo que
lo hace aparecer como un sereno guardián en el cielo, por encima de los
altos picos montañosos.
Dimensiones
Longitud: 1 a 1,20 metros desde la cabeza a la cola.
Envergadura: (distancia desde la punta de un ala a la otra): 3 metros o más.
Peso: Generalmente ronda los 11,5 Kg.
Vultur
gryphus, llamado comúnmente cóndor
andino, cóndor de los Andes,
o simplemente cóndor (del quechua
kuntur) es una especie de la familia Cathartidae
del orden de aves
accipitriformes.
Habita en Sudamérica, en la cordillera de los Andes, cordilleras
próximas a ella, sierras del centro de la Argentina,
y en las costas adyacentes de los océanos Pacífico y Atlántico. Es el ave no marina de mayor envergadura
del Planeta.[3]
No posee subespecies.[1]
Es un ave grande y negra, con plumas
blancas alrededor del cuello y en partes de las alas. La cabeza carece de
plumas y es de color rojo, pudiendo cambiar de tonalidad de acuerdo al estado
emocional del ave. A diferencia de la mayor parte de las aves de presa,
el macho es mayor que la hembra.
Es un ave carroñera.
Alcanza la madurez sexual a los 5 o 6 años y anida entre los 1000 y
5000 msnm,
generalmente en formaciones rocosas inaccesibles. Posee una tasa de
reproducción muy baja y se espera que al menos ponga un huevo cada dos años. Es
una de las aves más longevas, pudiendo alcanzar la edad de 50 años.
Es un símbolo nacional de Argentina,
Bolivia,
Chile,
Colombia,
Ecuador
y Perú,
y tiene un importante rol en el folclore y la mitología
de las regiones andinas de Sudamérica. El cóndor andino fue declarado monumento natural de Chile
mediante decreto
el 30 de junio
de 2006.[4]
La Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza la cataloga como
una especie casi amenazada, ya que sufre la pérdida de su hábitat y el envenenamiento
por la ingesta de animales intoxicados o de los propios cebos envenenados
colocados ilegalmente por cazadores y ganaderos. Varios países iniciaron
programas de reproducción en cautividad.
Es considerada como Patrimonio
Cultural y natural de Sudamérica.
El cóndor andino es reconocido como una de las aves voladoras más grandes del planeta después del albatros viajero.[6] Los adultos llegan a medir hasta 142 cm de altura, y entre 270 y 330 cm de envergadura, y pesan de 11 a 15 kg
los machos y de 8 a 11 kg las hembras. Poseen la cabeza desnuda y
relativamente pequeña, de color generalmente rojizo, aunque el mismo
puede cambiar según el estado de ánimo del animal; pico de borde muy
cortante y terminado en gancho. Las alas son largas y anchas, y las
patas, no prensiles, poseen uñas cortas y poco curvas, y con la
inserción del dedo posterior elevada. Las mismas están adaptadas para la
marcha y para la sujeción de la carroña. Alcanzan la madurez sexual
aproximadamente a los 8 años. El plumaje juvenil de ambos sexos es de
color marrón hasta alcanzar en mudas sucesivas el característico plumaje
negro-azabache de los adultos. Una ancha banda blanca resalta en el
dorso de las alas y un nítido collar blanco no completamente cerrado al
frente, protege la desnuda piel del cuello.
Los machos presentan una cresta o carúncula y pliegues en la cara y
cuello que aumentan de tamaño con la edad. Alcanzan mayor peso y
envergadura que las hembras y sus ojos son de color café. Las hembras no
poseen cresta aunque al igual que los machos presentan pliegues. Sus
ojos son de color rojizo.
Es también una de las aves que vuela a mayores alturas, utilizando
las corrientes térmicas ascendentes verticales de aire cálido pueden
alcanzar con relativa facilidad los 7000 msnm; luego puede planear por
cientos de kilómetros casi sin mover las alas extendidas, el cóndor
consume muy poca energía y merced a su denso plumaje puede soportar
climas gélidos.
Los cóndores son prácticamente mudos al tener atrofiada la siringe.
Alimentación
El cóndor se alimenta de animales muertos.
Una vez localizada la carroña, los cóndores no descienden a comer de
manera inmediata sino que se limitan a volar sobre la misma o se posan
en algún lugar desde donde ésta se vea claramente. Uno o dos días pueden
pasar hasta que finalmente se acercan. Comienzan a alimentarse en los
puntos más accesibles o blandos de los cadáveres, es decir, los ojos, lengua, ano, ubre o testículos, abdomen
y entrepierna. Con sus fuertes y cortantes picos desgarran los tejidos y
abren los cueros, lo que adicionalmente facilita el aprovechamiento de
la pieza por parte de carroñeros de menor envergadura. Un cóndor puede
ingerir unos 5 kg de carne en un día y asimismo puede ayunar hasta
5 semanas.
Dormideros
Los dormideros, compartidos por ejemplares adultos, sub-adultos y
juveniles de ambos sexos están generalmente localizados en riscos altos y
protegidos de la lluvia, el viento y potenciales depredadores. En la
mayoría de los casos observados los dormideros y posaderos preferidos, y
por ende disputados, son los que reciben más temprano los rayos
solares. Siendo que la carroña esta distribuida al azar, los animales
usan repetidamente varios sitios de descanso o pernocta dependiendo de
la disponibilidad de alimento en el área llegando a concentraciones de
hasta 124 individuos.
Reproducción
En ambiente natural, uno de los aspectos menos conocidos del cóndor
es el referido a su reproducción. Los cóndores son básicamente monógamos,
es decir que escogen una pareja y permanecen con ésta de por vida. Sólo
en caso de que uno de los dos muera, el otro busca una nueva pareja. El
ciclo reproductivo del cóndor, incluido el cortejo, apareamiento,
incubación y levante del polluelo hasta su emancipación dura
aproximadamente dos o tres años. La especie posee el período de
incubación más prolongado entre las aves rapaces; en el momento de estro
o celo el color comúnmente rojizo de la piel de la cabeza se les torna
amarillento. Luego de 56 a 60 días de incubación compartida, nace el
polluelo el cual es alimentado por ambos padres con carne regurgitada. A
los seis meses ya intenta dar sus primeros vuelos en el área inmediata a
su lugar de nacimiento y a los nueve el juvenil está listo para
acompañar a sus padres en sus vuelos. De ellos asimila los
comportamientos básicos para su supervivencia. Al cabo de un año y medio
o dos se integra a la población local, y disputa un lugar en la
carroña.
Nido
Para anidar escogen generalmente cuevas en grandes paredes rocosas
verticales, protegidas del viento y la intemperie. Las dimensiones de
los nidos son altamente variables. Depositan el único huevo directamente
sobre el sustrato arenoso de las cuevas en el cual han creado una
depresión presionando el pecho contra el sustrato. Igualmente utilizan
el pico para dar forma final a los bordes del mismo. Este comportamiento
se ha observado especialmente en los machos.
Filogenia
Aunque hasta hace relativamente poco tiempo se clasificaba a los
cóndores entre los buitres, actualmente se nota que su linaje es más
próximo al de las cigüeñas y garzas pese a que la divergencia evolutiva les ha distanciado grandemente en aspecto y hábitos. Quizás Argentinavis magnificiens
se cuente entre los ancestros de los cóndores; lo que está comprobado
es que los cóndores colonizaron sus territorios desde las zonas frías
ubicadas en el sur de Sudamérica, al elevarse la cordillera de los Andes los biotopos con climas fríos se extendieron hasta las actuales Colombia y Venezuela y aún más al norte, hasta California.
Distribución
El cóndor andino se encuentra distribuido a lo largo de la Cordillera de los Andes, desde el sur de la Tierra del Fuego (Argentina y Chile) hasta el occidente de Venezuela, su área máxima de difusión hacia el este se ubica en Argentina alcanzando el Océano Atlántico en las provincias de Santa Cruz, Chubut y Río Negro, luego toca las sierras que se encuentran en el oeste de la provincia de La Pampa y las Sierras de Córdoba (ocasionalmente se han reportado avistamientos en la Sierra de la Ventana ubicada en el sureste de la provincia Buenos Aires).
Sin embargo, en Venezuela fue declarado en extinción, y en Colombia, el
Perú y Ecuador sus poblaciones naturales han disminuido.
Desde 1800, su distribución y número a lo largo de toda América del Sur
ha disminuido considerablemente, llegando a estar en peligro de
extinción, el motivo para tal merma ha sido el exterminio a manos
humanas por la creencia de que los cóndores cazan ganado vivo y que
ciertas partes de su cuerpo tienen poderes terapéuticos o mágicos. Ha
podido constatarse la supervivencia en libertad de 2784 cóndores
distribuidos entre Argentina y Chile, con 2500 ejemplares en el Perú,
con 120 norte del Perú, Colombia con 100 y Venezuela con 14 (población
asentada a partir de las introducción con ejemplares provenientes de la
cría en cautividad ya que con anterioridad solo hacia presencia como visitante ocasional). En Bolivia se carecen de registros.
Estatus poblacional de la especie
Desde diciembre de 1997 se vienen llevando a cabo reintroducciones de
cóndores en su antigua área de distribución provenientes de la cría ex situ, llegando hasta las 65 liberaciones. De ellos solo tres murieron, por disparo, intoxicación y electrocución.
Todos los ejemplares liberados van equipados con emisores vía
satélite con placas solares que permiten su seguimiento por todos los
Andes. Esta técnica se empleó por primera vez con estas aves.
Amenazas
Las poblaciones de cóndor andino han sufrido en las últimas décadas
un alarmante descenso a todo lo largo de su distribución. No existen
censos históricos fidedignos para cada país que permitan tener una idea
perfectamente clara de la situación. Sin embargo la condición de la
especie ha pasado a ser crítica en Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú,
países que conforman los Andes del Norte.
En Colombia, Venezuela, y especialmente Perú, se está llevando a cabo
en la actualidad proyectos de repoblación en áreas históricamente
habitadas por cóndores y de las cuales fueron extirpados en el s. XX.
Con en el estudio de registros históricos, se puede afirmar que la
densidad poblacional de la especie fue siempre menor en el extremo norte
de su distribución (Andes del Norte) comparado con los países del sur,
quizá debido parcialmente a que países como Bolivia, Chile y Argentina
poseen vastos territorios relativamente despoblados de humanos y con
excelente hábitat para la especie.
El misticismo de su muerte
Los incas
creían que el cóndor era inmortal. Según cuenta el mito, cuando el
animal siente que comienza a envejecer y que sus fuerzas se le acaban,
se posa en el pico más alto y saliente de las montañas, repliega las
alas, recoge las patas y se deja caer a pique contra el fondo de las
quebradas, donde termina su reinado. Esta muerte es simbólica, ya que
con este acto el cóndor vuelve al nido, a las montañas, desde donde
renace hacia un nuevo ciclo, una nueva vida. El cóndor simbolizaba la
fuerza, la inteligencia y el enaltecimiento o exaltación. Era un animal
respetado por todos aquellos que vivían en los Andes desde tiempos
anteriores al descubrimiento de América, ya que no sólo traía buenos y
malos presagios, sino que también era el responsable de que el sol
saliera cada mañana, pues con su energía era capaz de tomar el astro y
elevarlo sobre las montañas iniciando el ciclo vital.
No hay comentarios:
Publicar un comentario